En 2024, bajo el sello editorial de la Universidad de Valparaíso, la poeta mapuche-huilliche Roxana Miranda Rupailaf publicó Sángrate agua, una obra que reúne los libros: Las tentaciones de Eva (2003), la edición bilingüe español-mapudungun de Seducción de los venenos (2008), Shumpall (2011), Trewa Ko (también bilingüe; 2018) y Kewakafe (2022), además de los poemas inéditos agrupados en Una sombra que me gusta (2024). A continuación, compartimos una selección de audio y escritura.
(Seducción de los Venenos)
I
A tu cuerpo helado meto el dedo.
lengua tibia pongo a la serpiente hipnotizada
que cayó en la red de los cabellos.
Sudado pasas por donde el ojo
mantiene lunas deformes.
Oigo a tus venenos deslizarse por el agua.
Sospecho por las agitaciones que te vienes en mitad muerto
dispuesto a darme heridas que conduzcan a lo negro.
***
(Shumpall)
I
Cuando llegaste el océano detuvo sus oleajes.
Los peces comenzaron a mirarme.
Y allí,
en el lugar donde aparecen y desaparecen los náufragos
surgiste como un faro
y alumbraste hacia atrás
las noches del círculo en espera
Yo comencé a correr por las orillas
y me arrojé a las sales
para buscar tu cuerpo plateado entre las algas
El mar se ha convertido
en un jardín de estrellas sudadas de encenderse con el roce.
Voy a hundirme en esta ola que es tu nombre.
Voy a hundirme en esta ola que es tu nombre
***
II
Llevo mucho tiempo en este vórtice
y la flor que guardo está sin pétalos.
Escucho tus venidas.
El aire salino trae acordes de tu corazón que es celo
de sangres cuando intento la huida.
Cuando miro las orillas de otras playas
que dentro de mí hacen su ruido.
Las anulo si me muerdes los tobillos
y me mojas.
Llevo tiempo en este vórtice
Cuatro estaciones han pasado por la piel.
Y no han podido marchitar la flor que sostengo entre los dedos.
Esta canción que contigo aprendí sobre las rocas
yo no he podido dejar de cantarla
yo la tengo metida en la cabeza
distintos ritmos saco según ánimo.
Y aunque callada esté yo estoy cantando.
Adentro Mío
estoy cantando
para que vengas
a presenciar mis muertes
mis delirios.
Quiero que te pierdas conmigo en este trance.
Que atravesemos la puerta de este cielo
danzando los rituales del aceite.
Yo quiero que mi flor sea tu reino.
Yo quiero que mi flor sea tu reino.
***

***
(Trewako)
No consigo el olvido en este oleaje
Duermo en el mar
dentro de los ojos
un cuchillo se ensaña en salir a tajar
lo que queda de luna en las ventanas
Los despojos de mi cuerpo
Colgados en cordeles que resisten la brisa y la arena de este puerto
Aquí no hay nombres que me llamen por mi nombre
Yo no sufro
Me acostumbro
A romperme los ojos con espinas de pescados
A chillar en el silencio de esas islas que aún se arden
***
Troya se arde mi Héctor
y me quedo en tus ojos y en los ojos de tus ojos
Se me vienen como oleaje los recuerdos y me tragan
Me consumen esos gritos de la noche,
esas huellas en las camas que me encuentro y que abandono
No consigo el olvido en ese oleaje
Por más que lleguen barcos botes de papel
y botellas con mensajes
Por más que me haga trenzas y pájaros
enrede mis cabellos
amarro alguna estrella
Ya rotos los vestidos
Hay sangres que me llevan y devuelven
Y rocas que golpeo
y nadie sale
***
Qué será querer
Esto será querer
Esperar que las sombras pasen por mi cuerpo
Hasta que en algún momento hagas luz
La constancia es un oleaje
La constancia es un oleaje
La constancia es un oleaje
Algunos cuerpos tragan demasiada sal y desfallecen
Envueltos en algas se les ve subir con los ojos abiertos
Mirando a las estrellas
Otros, hay, expertos navegantes
Que llegan a buen puerto
Y envejecen disfrutando del jardín propio y del ajeno
Una vez desgastados prefieren descender
Abrazar con el pellejo la baba deseosa del gusano
La constancia es un oleaje
La constancia es un oleaje
La constancia es un oleaje
Yo, que no sé nadar
No enmudezco en la orilla
Ciega como soy
me arrojo entre las olas
confío en el milagro del delfín
en la espalda del tiburón
en descubrir la palabra secreta
para abrirle el vientre al mar en dos
Mi deseo oculto
El extravío
El naufragio
Islas pequeñas
Nunca ansío tierra firme
Siempre espero la tormenta
Un mar que nos devore
Que nos desaparezca
***
Resultó ser el fragmento una isla que también desaparece
Troya,
Yugoslavia se llama
se disfraza de Kosovo
se triza como Haití
Yagana se nos pinta la piel antes de hundirse
Esta isla nos golpea
nos escupe
porque una isla puede ser paraíso y prisión
Niza
Hawai
Guantánamo
Chilwe
Dawson
Edén es que le dicen y es castigo
Es castigo y no desaparece
aunque se trague a los cuerpos que la habitan
aunque la borren
la reduzcan en los mapas
Edén es que le dicen y es castigo
Edén es que le dicen y es castigo
***
Hay esos pedazos de tierra roja que se hunden
cuerpos pintados idiomas que desaparecen
pueblos de sangre que se van en sangre por el río con todo su linaje
con los vuelos de una danza que se llama fuego
Son árboles que se duermen bajo el mar y cantan sus nombres toda
[la noche cantan
Selknam
aonikenk
alacaluf
yaman cantan
pedazos de tierra que se hunden en la sangre con su sangre
se hunden sus sonidos se hunden el canto
la danza
el ritual
se hunden
el pájaro que atraviesa las frentes y el que habita el corazón
se hunden
Roxana Miranda Rupailaf
(Osorno, 1982) Profesora y poeta mapuche-huilliche. Realizó un magíster en Literatura Hispanoamericana en la Universidad Austral. A su primer libro, Las tentaciones de Eva (2003), le siguieron Seducción de los venenos (2008) y Shumpall (2011). Este último ganó el Premio Municipal de Literatura de Santiago, al igual que el posterior Kewakafe (2022). Entremedio publicó Trewa Ko (2018), así como las antologías Kopuke Filu (Lima, 2017) y Zewpé Mapu (2021). En 2023 recibió el Premio Regional de Arte y Cultura Víctor Jara de la U. de Los Lagos.
