Furiloche creció como un hijo arrebatado de su madre en un proceso de Dictadura. Fue entregado a su torturador con cadenas y nuevas formas. Cuando creció, preguntó por su identidad, adornada con historias Suizo-Argentina. Su cuerpo, cuestionaba a dónde correspondía. Se preguntó por su color de piel. Se preguntó por sus formas, sus tierras, sus montañas ¿En qué comento su cuerpo pasó a ser parte sólo de las garras del turismo?
Cuando esas respuestas llegaron, le golpeó muy fuerte. No sólo había sido arrebatada su identidad, sino que vestía prendas de un dictador genocida, ahí, en el centro de la plaza. Este accesorio urbano, se complementaba con ropajes ajenos en instituciones. Pues el trato no era el mismo, algo pasaba con: parques nacionales, centro atómico, ejército argentino, Perito Moreno. El ropaje había llegado a sus museos, llenos de antepasados violentados. Así, ante este atropello, su cuerpo colectivo levantó un nuevo monumento, uno gigante, ahí en la plaza. Nuevos colores para el centro cívico. Nuevas formas para ese genocida.


Proceso de construcción Kultrunazo
La estirpe Suizo-Argentina escondía bajo la alfombra, en fachada tan linda, a los muertos: nuestros pu peñy, pu lamuen, pu lonko que habitaban este lugar.
Se escuchó ese golpe del kultrun, resonó entre las montañas y lagos, haciendo que vibre tañy nien kimun mapuche. Es así, como en 2008, nosotros como parte de su cuerpo, decidimos intervenir la escultura del genocida, apropiarnos de ese proyecto europeo, esa misión colonizada por los ingleses. Esa empresa, mantiene la presión para que no resurja nuestra identidad, nuestro origen auténtico. Por eso, decidimos intervenirlo con otra escultura más grande, más significativa. Llevamos adelante la imagen de un kultrun gigante, uno que envolviera al asesino.

Instalación Kultrunazo
Ante la idea de hacer ese kultrun gigante, en el que cubriríamos esa figura, no sabíamos qué podría pasar. Las formas, dimensiones eran desconocidas. Sabíamos que era posible que no pudiese entrar. La represión sumaba miedo, porque hay cuerpos que automáticamente meten presos. Entonces fue un trabajo bastante minucioso, tuvimos que ir a tomar medidas en forma clandestina. Surgieron las dudas de cómo armar esa escultura para que quedara toda tapada. Genocida. La acción era forma de ir reivindicando nuestro cuerpo, nuestra memoria, nuestro presente. Momentos de mucha magia.




Ensamble Kultrunazo
Con unos tambores, eran los Golpes del corazón galopando. Como kaguel en camaruco[1] que iba intensificándose. Los brazos levantados, sosteniendo la forma, para que se comiera literalmente la escultura genocida. Entonces entró, como un guante a una mano perfecta. Automáticamente ese espacio era otro. Ya no era de un asesino, sino de todo un proceso de identidad. Ese accesorio era del pueblo.
Algunas comunidades trajeron leña, hicimos un purrun girando alrededor de esa intervención. Lo energético explotó. En ese instante, cuando se liberó el kutral, las baldosas reventaban como la mapu pidiendo salir del cemento. El lafken nos saludaba, el territorio tenía una identidad que se despertaba y lo hacía de una forma artística. Se reivindicaba, con altivez, el reclamo de un pueblo jamás rendido. Somos un cuerpo dispuesto a reconocerse, orgullosos de nuestro linaje. Somos parte de esta ñuke mapu, nos pide que despertemos para protegerla. Con tan poca vid impuesta, se contaminan los lagos, se rompen los cerros, mientras sigue el saqueo.
El pueblo se reconoce interviniendo los monumentos, criticando los discursos y el proyecto de país: saqueo y despojo.
El kultrunazo tapó lo oscuro y puso luz y color para encontrarnos en nuestro presente, más sanados, integrando nuestra identidad en Furilofche. Estamos alertas, sin creer que es una victoria, sino un paso más en este proceso. Seguiremos pensándonos para continuar diciéndole a la cultura, genocida racista, que hay un pueblo dispuesto a defender la ñuke mapu.



Instalación Kultrunazo
[1] Galopes de caballo en ceremonia.
Kolectivo Kultrunazo: Hugo Hernández, Diego Mardonez, Mauro Vargas, Rodolfo Cancino y Gonzalo Nahuelfil.
El arte tiene virtudes sanadoras y en ocasiones el arte se burla del tirano. Kolectivo Kultrunazo nace en 2008, con interés de usar el arte como herramienta de reclamo, visibilizando lo oculto. Producido por un sin fin de pu lamuen y pu peñi. Vivan los pueblos y su arte. Marichiweu…Marichiweu.
Intervención de imagen de portada: Paula Baeza Pailamilla