A la memoria sutil de lo que no llegué a mencionar
porque argumentos nos sobran
No es el modo
nos dicen
eso de vandalizar nuestro patrimonio
y yo me pregunto qué entienden
por nuestro
y por
patrimonio.
¿Será patrimonio la piel de un ancestro
el secuestro de su püllü
bajo infinitos candados
la redada
el arreo
las jaulas humanas
los museos vivos
las lógicas infinitas de su
cacería?
¿Será patrimonio tener en prisión
lo que supo ser una respuesta
a los rayos del sol?
¿O patrimonio será apropiarse de la platería
hacerla caricatura y venderla a precio
de dólar
en el circo cultural
del capitalismo?
¿Será patrimonio el mapudungun
despojado de su gente?
¿Usado para nombrar centros de sky
complejos turísticos
alojamientos costosos
y todos esos lugares de los que
nos sacaron
bajo cuyas construcciones todavía late
el corazón
de un ancestro?
No es el modo
nos dicen
mientras ponen distancia a los machi
de sus rewe
a través de una cárcel
una frontera estatal
mientras nos dicen que el machi no es machi
y lo dicen en diarios
y también niegan en diarios
que haya presos políticos mapuche
y empiezan a dar saltos en el acto
ya que el que no salta es mapuche
y uno se queda sembrado nomás
un poco por la sorpresa
otro tanto por mapuche.
No es el modo
mientras Roca vive cada día con mayor impunidad
en Puelmapu.
No es el modo Rafael Nahuel
ni Macarena Valdés, Catrillanca, Treuquil, Catrileo
weichafes que siguen cayendo
weichan que se sigue levantando.
(el que no salta es mapuche)
No es el modo destrozar los monumentos
que honran
el linaje de su prócer
sus pedestales-prontuario
mientras hacen sana sana
a tanta piedra
quebrada
–al mármol blanco
del blanco–
mientras nosotros juntamos
como esquirlas de memoria
también cosas rotas
que no son cosas.
Fuimos construyendo un archivo
registramos violencias de estos últimos 200 años
fotos de niños cazados, imágenes de familias enteras
en campos de concentración
y sin ir más lejos
ayer
el Estado
–no importa qué Estado,
nunca importa qué Estado–
entró con sus balas de nuevo
con sus formas incendiarias:
ardieron huertas
ranchos
esperanza
la mirada de niños
y la memoria arde tantas veces
se abrió de nuevo la herida
el pasado prende como leña seca.
Entonces siento que es tiempo
de que nuestros muertos estén finalmente a salvo.
Y que el asesino
cese
de vencer.
Por eso es el modo.
Viviana Ayilef
Nació en Trelew (Puelmapu/Argentina) en 1981. Es Profesora y Licenciada en Letras por la Universidad Nacional de la Patagonia, donde trabaja como docente. Publicó Agua de Otoño/Kelleñü (2009), Cautivos (2013), Meulen (Lo que puede un cuerpo) (2017) y Mailen (2020) en poesía. Malvinas en fragmentos (narrativa histórica, 2012) y Los Cositos (literatura infantil, 2017) son sus otros libros.
Intervención de imagen de portada: Paula Baeza Pailamilla