Durante el invierno pasado realicé un breve taller virtual en la Escuela de Escritura Creativa de Valparaíso, invitada por la poeta Gladys González. El eje de trabajo principal fue la memoria. En ese espacio dialogamos, leímos y comentamos diversos textos, acompañadas por las esquirlas punzantes de Liliana Ancalao, Silvia Molloy, Edward Said, Faumelisa Manquepillán y Graciela Huinao. Nos quedó pendiente leer ciertos ensayos chicanos y mestizos sobre las opresiones que se ejercen contra cuerpos y subjetividades racializadas.
Allí surgieron escrituras impulsadas, ante todo, por el esfuerzo de reunir pedazos de la memoria entre las ruinas. Indagamos en objetos heredados, en genealogías torcidas; retornamos a nuestras infancias atravesadas por diversos tipos de despojo; excavamos en la lengua y exploramos la transmisión oral de los territorios que habitamos y des-habitamos. Creo que la escritura es un modo de invocación más que de sanación. Y ante ese llamado, quienes nos encontramos en la lectura también nos acompañamos.
De esta forma, convoqué a las compañeras que asistieron al taller para reunir sus escrituras y colectivizarlas en este medio que nos cobija. Hoy, bajo el imperativo «contra el olvido», les invito a leer los cerros de una infancia porteña y popular de Juana Bajo Calderón, el retorno mapuche-huilliche entre olas de Paulina Pineda Parancán, el cofre familiar donde vive el corazón de Silvia Gutiérrez González, la recolección de la fragmentada historia mapuche de Javiera Quiroga Curin y la tierra mezclada con vidrio warriache de Claudia Curimil Hernández. Pasen a compartir parte de taiñ tukulpan zugu.
Daniela Catrileo
Escritora y profesora de filosofía. Es integrante del Colectivo Mapuche Rangiñtulewfü y forma parte del equipo editorial de Yene Revista. Se dedica a la edición, docencia e investigación independiente.